fotos. Esteban Yerovi Proaño
El colibrí pardo de orejas violetas, conocido en inglés como «Brown Violetear Hummingbird», es una especie de colibrí de tamaño mediano que pertenece a la familia Trochilidae. Se distribuye ampliamente en América Central y del Sur, desde México hasta Bolivia y el noroeste de Argentina, habitando principalmente bosques húmedos, bordes de selvas y áreas montañosas.
Este colibrí mide aproximadamente entre 10 y 12 cm de longitud y pesa alrededor de 6 a 7 gramos. Su plumaje es mayormente verde bronceado con un tono parduzco en el dorso. Lo que más destaca de su apariencia son las marcas violáceas en sus mejillas y alrededor de sus oídos, lo que le otorga su nombre común. Además, presenta una mancha azul iridiscente en la garganta, característica de muchos colibríes. Su pico es ligeramente curvado y de longitud mediana, ideal para alimentarse del néctar de las flores.

El colibrí orejivioláceo pardo es un ave adaptable que se encuentra en altitudes que van desde los 400 hasta los 2500 metros sobre el nivel del mar. Prefiere áreas boscosas y montañosas, aunque también puede encontrarse en jardines y plantaciones. Se le observa con frecuencia en claros del bosque y en zonas donde abunda la vegetación florida, ya que se alimenta principalmente de néctar.
Como la mayoría de los colibríes, su dieta se basa en el néctar de flores, aunque también consume pequeños insectos y arañas para complementar su nutrición con proteínas. Este colibrí es territorial y puede volverse agresivo al defender sus fuentes de alimento de otros colibríes o aves.
En época de reproducción, los machos realizan exhibiciones aéreas para atraer a las hembras. La hembra es la encargada de construir el nido, que suele ubicarse en ramas protegidas de la lluvia y depredadores. Generalmente pone dos huevos, los cuales incuba durante unos 15 a 19 días.
El colibrí orejivioláceo pardo juega un papel crucial en la polinización de muchas especies de plantas, facilitando la reproducción de diversas flores y contribuyendo al equilibrio ecológico de su hábitat. Su presencia indica la salud de los ecosistemas en los que habita.
Actualmente, esta especie no se considera amenazada, y su estado de conservación se clasifica como de «Preocupación Menor» según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Sin embargo, la deforestación y la pérdida de hábitat pueden representar una amenaza en algunas áreas.
En conclusión, el colibrí orejivioláceo pardo es un pequeño pero importante habitante de los bosques tropicales y montañosos de América. Su belleza y comportamiento territorial lo convierten en un ave fascinante para la observación y el estudio de la biodiversidad neotropical.