Fotos. Julie Watson
Entre los claros húmedos y bordes de bosque del Chocó biogeográfico revolotean dos de las criaturas más deslumbrantes del neotrópico: el Purple-chested Hummingbird (Polyerata rosenbergi) y el Blue-chested Hummingbird (Polyerata amabilis). A simple vista, ambos parecen versiones de un mismo milagro: diminutos cuerpos metálicos que reflejan el cielo tropical en su pecho, uno teñido de púrpura intenso y el otro de azul profundo.
Aunque por mucho tiempo se los consideró especies estrechamente emparentadas —y de hecho comparten el mismo género, Polyerata—, estudios genéticos recientes confirman que son especies hermanas, separadas principalmente por su distribución geográfica y ligeras variaciones en su plumaje.
El Blue-chested Hummingbird habita desde el sur de Centroamérica hasta el noroeste de Ecuador, prefiriendo bosques húmedos de tierras bajas y piedemontes. En cambio, el Purple-chested Hummingbird es endémico del Chocó, distribuyéndose desde el occidente de Colombia hasta el noroeste ecuatoriano, donde se asocia con zonas más lluviosas y de densa vegetación.
BLUE CHESTED HUMMINGBIRD PURPLE CHESTED HUMMINGBIRD
Fotografías: Julie Watson
Ambos comparten una morfología similar: pico recto y negro, dorso verde brillante y vientre grisáceo. La diferencia más evidente se concentra en el pecho: en P. amabilis, el azul del pecho es luminoso y se mezcla con reflejos turquesa; en P. rosenbergi, el púrpura metálico adquiere una intensidad casi violeta, visible solo con la luz directa del sol, como si el bosque mismo guardara su secreto cromático.
Su comportamiento también es comparable. Ambos son territoriales, defienden con vigor las flores de las que se alimentan y cumplen un papel esencial como polinizadores de múltiples especies de plantas tropicales. Se les observa en los mismos estratos del bosque —bordes, claros y jardines naturales—, aunque el Purple-chested suele habitar ambientes más sombríos y húmedos.
Desde una perspectiva ecológica y estética, estas dos especies simbolizan la gradación natural entre territorios y climas del trópico húmedo. Donde termina el azul del Caribe y comienza el púrpura del Pacífico, sus rutas se cruzan brevemente, recordándonos que la naturaleza no entiende de fronteras, solo de matices.
En los últimos años, la deforestación en el Chocó Andino y la costa pacífica ecuatoriana ha reducido el hábitat de P. rosenbergi, haciendo de su observación un privilegio reservado para quienes aún exploran los relictos húmedos de esta región biológicamente única. Su pariente azul, más adaptable, sigue siendo común en zonas abiertas y plantaciones, aunque igualmente depende de la conservación de corredores naturales.