¿QUÉ DESTRUYE MÁS AL CHOCÓ ANDINO, LA MINERÍA O LA DEFORESTACIÓN INMOBILIARIA?

Editorial

La devastación del bosque húmedo del Chocó Andino en el noroccidente de Pichincha es una tragedia ambiental que no podemos ignorar. La expansión descontrolada de proyectos de lotizaciones, hoteles de lujo y quintas vacacionales han resultado en una alarmante deforestación, afectando a cantones como San Miguel de Los bancos, Pedro Vicente Maldonado y Puerto Quito, así como a parroquias emblemáticas como Mindo y Nanegal.

La deforestación indiscriminada en el Chocó Andino y la minería, aunque diferentes en sus métodos, comparten un devastador impacto ambiental que resulta en la pérdida de biodiversidad, la degradación del suelo, y la alteración de ecosistemas esenciales.

La tala masiva para proyectos de lotizaciones y quintas vacacionales ha llevado a la eliminación de grandes áreas de bosque húmedo, afectando a especies únicas y alterando el equilibrio ecológico. Este tipo de deforestación reduce la capacidad del bosque para absorber carbono, contribuyendo al cambio climático, contamina los ríos y provoca la pérdida de hábitats esenciales para numerosas especies

En Pedro Vicente Maldonado, la proliferación de urbanizaciones y lotizaciones ha sido facilitada por normativas municipales que, aunque buscan regular el uso del suelo, han permitido un crecimiento urbano desordenado. El “Plan de Desarrollo y Ordenamiento Territorial” del cantón reconoce la necesidad de controlar la expansión urbana para preservar el entorno natural, pero en la práctica, la implementación de estas regulaciones ha sido insuficiente.

La parroquia de Mindo, reconocida por su biodiversidad y turismo ecológico, también enfrenta amenazas. Aunque su actividad principal es el ecoturismo, la presión por desarrollar lujosos proyectos turísticos privados sin una planificación adecuada, ni estudios suficientes de impacto ambiental pone en riesgo su frágil ecosistema.

Es imperativo señalar a los responsables de esta tala indiscriminada. Las autoridades locales, al no aplicar de manera efectiva las normativas de ordenamiento territorial, han permitido que intereses privados prevalezcan sobre la conservación ambiental. Además, los promotores de proyectos turísticos y vacacionales que, bajo la fachada de desarrollo económico, destruyen áreas de alto valor ecológico, deben rendir cuentas por el daño irreversible que le causan al noroccidente de Pichincha.

La comunidad y las organizaciones ambientales han alzado su voz en múltiples ocasiones, pero sus llamados han sido ignorados o minimizados. La falta de una planificación sostenible y de una aplicación rigurosa de las leyes ambientales está llevando al Chocó Andino a un crítico punto de no retorno.

No podemos permitir que la codicia y la negligencia destruyan uno de los patrimonios naturales más valiosos del Ecuador. Es hora que las autoridades locales y nacionales tomen medidas contundentes para frenar la deforestación, sancionar a los responsables y promover un desarrollo verdaderamente sostenible que armonice con la conservación del medio ambiente.

El Chocó Andino, declarado Reserva de Biósfera por la UNESCO, es un tesoro natural de incalculable valor, comparable en importancia a las reconocidas reservas de Galápagos, Yasuní y Cuyabeno. Esta región alberga una biodiversidad única y desempeña un papel crucial en la regulación climática y en la conservación de especies en peligro de extinción.

Tanto la minería a pequeña y gran escala, como la deforestación son responsables de la destrucción de ecosistemas valiosos y de la pérdida de biodiversidad. Sin embargo, la deforestación asociada con desarrollos inmobiliarios en el Chocó Andino tiende a ser más insidiosa, ya que se presenta bajo la falsa apariencia de desarrollo y progreso, mientras que la minería a menudo es más visiblemente destructiva y asociada con conflictos sociales directos.

Ambas prácticas exigen una regulación estricta y un enfoque más sostenible que priorice la conservación de los recursos naturales por encima del beneficio económico inmediato. La protección del bosque húmedo del Chocó Andino, al igual que la resistencia contra la minería destructiva, es crucial para preservar el patrimonio natural del Ecuador.

No podemos subestimar su relevancia ni permitir que los intereses económicos comprometan su integridad. Así como protegemos con orgullo Galápagos y luchamos por preservar Yasuní y el Cuyabeno, debemos asumir con igual determinación la defensa del Chocó Andino. Su conservación no solo es un deber nacional, sino una responsabilidad global para las generaciones presentes y futuras.

Su amigo.

Esteban Yerovi Proaño

Director.