Texto y fotos: Rómel González
Hay varios puntos de vista dependiendo de la perspectiva de la lectura, estamos viviendo en una era de evolución en todo sentido; y todo esto desde la visión de una persona que tiene recuerdos puntuales del año 1990. El motivo de esta redacción es desarrollar la historia de “El Señor del Cerro” como marca, la cual aún está construyendo su historia.
Se mantienen recuerdos conscientes en los que en 1995 el capataz de la hacienda con el acial (látigo) decía: “Trabaja indio vago trabaja”
En algunos lugares no había luz, ni teléfono, ningún tipo de servicios básicos o, mas lejano aún seguridad social, etc. Mientras en las noticias o la radio se escuchaba de hazañas realizadas por el ser humano; nosotros aún vivimos en lo que resta de la colonia.
Años 2000. Un nuevo milenio y una década en la que la globalización cumplió un papel fundamental en el paradigma de la comunicación y de repente la información se hizo inmediata y más eficiente; producto de todos estos cambios nos educaron y nos enseñaron a ser resilientes y a buscar nuevas formas de ganarnos la vida, a ser creativos y acoplarnos a las nuevas tendencias.
El Señor del Cerro surge en 2017 con un emprendimiento conjunto de la Ing. Johanna Duque y Romel González, el proyecto nace con la propuesta de criar cuyes y tecnificar el proceso, con el tiempo y con lo que se conoce como “factor C” la creatividad del grupo estalló y se consolidó en la crianza de cerdos, de pavos con un concepto lo más orgánico posible; recuerdo que la persona que nos vendió los ejemplares de pavo nos decía que los pavos no vuelan. “Si hubiera visto que los nuestros si volaban”; les criábamos con cierta libertad y con técnicas para preparar la carne y tener un producto final con una calidad muy insuperable.
Los clientes reconocieron el trabajo y el resultado se proyectó en una rentabilidad de un 40% más, respecto del precio de venta al público de las marcas más reconocidas del país. Realizamos un Programa de Economía Popular y Solidaria y entendimos un adecuado proceso empresarial, consolidamos nuevas propuestas y decidimos experimentar en muchos aspectos; además de cerdos y pavos surgió el queso y a partir de ahí la innovación tenía que estar presente en cada uno de nuestros procesos ya no era solo la leche, se hizo queso fresco, queso maduro y queso maduro de sabores; y una vez más la rentabilidad del proyecto se reflejó en un producto con valor agregado vendiéndose a un buen precio.
Esta estrategia de valor agregado nos permitió segmentar nuestros clientes y fidelizar, el cliente está dispuesto a pagar por nuestro producto y nos dicen que los productos que les ofrecemos tienen calidad. En ese momento teníamos cerdos, pavos en pie, pavos faenados y hasta cenas se hicieron; queso maduro de sabores, yogur de sabores como manzanilla y naranjilla, mortiño y menta y otros sabores que no tienen competencia, nuestra creatividad siempre es el pilar más fundamental de “El Señor del Cerro”.
Tenemos la convicción de que la honestidad y la ética debe acompañar al individuo y en ese sentido nuestro total compromiso con los diferentes públicos tanto internos como externos que comprende nuestro círculo social de impacto. Nuestro nombre nos enorgullece y nos permite la facilidad de ampliar nuestro folder de negocios a producción, procesamiento y servicios como treeking, camping, catering, organización de eventos como concierto y absolutamente todo en nuestro pequeñísimo territorio de la parroquia Lloa que comprende la zona alta en la bioregión del Chocó Andino de Pichincha.
Hay casos y debemos mencionar que el nuestro, fue un caso de éxito y por ese mismo éxito tuvimos que suspender operaciones no podíamos fallar, o mucho menos cambiar la percepción de nuestros clientes, los productos y los servicios. Para que entender lo que sucedió, se debe decir que iniciamos el proyecto con casi nada y construimos lo que la situación de “emprendedor” avanza, crecimos tanto que la demanda superó a la oferta y para tratar de cumplir bajamos nuestra calidad, la materia prima fue imposible conseguir incluso pagando un 50% mas por litro de leche, el queso maduro, el de ají rocoto, el de albahaca y el de orégano que se consolidó como nuestro producto estrella e íbamos a dañarle irreversiblemente si continuábamos. Tomamos, a nuestro parecer la decisión más adecuada de suspender el proyecto hasta fortalecernos y construir poco a poco todo lo que necesitamos, debemos decir en ese sentido que nuestro crecimiento y todo lo que conseguimos fue totalmente “orgánico”.
Aún ofrecemos entrevistas, conferencias, en radio, televisión, podcast, compartiendo nuestra experiencia y comentando esas anécdotas que pocos se atreven es nuestra historia y aún la seguimos construyendo, las cosas cambian, evolucionan y nos adaptamos a las nuevas tendencias y tecnologías respetando o defendiendo lo que merece conservar.
Ser parte de la Red de Jóvenes del Chocó Andino – RJCA, me ha permitido conocer personas, la geografía de la región, relacionarme con emprendedores, líderes, participar o apoyar en actividades de la organización y valorar aún más el territorio en el que vivimos que es la Reserva de Biosfera del Chocó.
Para finalizar decirles a los emprendedores consejos puntuales y la clave de nuestra experiencia: “Hacer un plan de negocios serio, segmentar y entender a tu cliente, valor agregado y ético a cada uno de tus movimientos incluso cuando nadie te ve, puntualidad, presentación de ti y tú producto, trabaja tus redes de comunicación y maneja las redes sociales, el cliente siempre tiene la razón, defiende el precio del producto, el servicio al cliente debe ser el mejor posible y sonríe; al cliente no le interesan tus problemas”
Actualmente Johanna y Romel están en caminos diferentes hasta terminar de construir las bases para continuar con el proyecto El Señor del Cerro, con todo los productos y servicios para disfrutar de una experiencia agroturística integral.
Narrador por: Romel González – RJCA
Contacto: 0990556815